La Bandera de Francia: Una fusión por la paz

La Bandera de Francia

Una bandera del pueblo

Estamos de vuelta en Europa para hablar de una de las banderas más importantes del continente y de la que teníamos que hablar sí o sí en este blog: la francesa.

Pero antes de hablar de banderas, debemos empezar por el símbolo que la representó en un principio: la llamada "Capa de San Martín". Así es, la capa de un santo fue lo que les sirvió de pabellón desde el inicio.
Pero esta era muy incómoda, por lo que se cambió por una azul con el símbolo de la efigie del santo.
Posteriormente, se cambió por una "oriflama" que no duró mucho tiempo, pues cuando llegaron los Borbones, se sustituyó por una blanca con flores de lis.

Oriflama

Bandera de los Borbones

El blanco siempre fue el color de nacional de Francia, desde el advenimiento de los borbones al trono hasta la Revolución de 1789. Pero, el 12 de julio de ese mismo año, los patriotas, decididos a cambiar el color nacional, pusieron hojas de árbol en sus sombreros a modo de distintivo, pero luego recordaron que el verde era el color de la vestimenta del conde de Artois, la persona más impopular de la Familia Real, por lo que se retractaron.
Resulta irónico, pues fue justo al día siguiente cuando el Comité del Común mandó a que todos los ciudadanos armados llevaran como distintivo los colores de Francia: el rojo y el azul.

Distintivo original francés

Así fue, hasta que el pueblo atacó la prisión de la Bastilla, entonces el rey Luis XVI decidió unificar ambos distintivos (blanco + azul y rojo), convirtiéndose en el símbolo nacional oficial.

Llega al año 1814, y con él, la Restauración, un movimiento que intentó restaurar a los Borbones al trono y eliminar todo resto de la Revolución Francesa. Estas reformas significaron volver a la antigua bandera roja y azul. Sin embrago, la Revolución de 1830 logró devolver al pueblo su bandera, al igual que todos los gobiernos posteriores hasta llegar hasta nuestros días.